En las tranquilas aguas de los canales de Xochimilco, se oculta una leyenda que ha atemorizado a los lugareños durante generaciones. Se dice que las noches de luna llena son el escenario perfecto para el regreso del espíritu del ahorcado.
Hace muchos años, en una pequeña chinampa (isla artificial) de Xochimilco, vivía un hombre llamado Rodrigo. Rodrigo era conocido en el pueblo por su carácter siniestro y su obsesión con el dinero. Se rumoreaba que había hecho tratos oscuros con brujos y espíritus malignos para obtener riqueza.
Un día, Rodrigo fue encontrado atrapado en una estafa que le hizo perder toda su fortuna. Atormentado por la vergüenza y la desesperación, decidió poner fin a su vida y, en medio de la noche, se ahorcó en uno de los árboles de su chinampa.
Desde ese día, su espíritu vengativo se dice que vaga por los canales de Xochimilco en busca de almas perdidas. En las noches de luna llena, se le ha visto colgado de los árboles, balanceándose de manera inquietante, mientras sus ojos sin vida buscan a nuevos incautos.
Los pescadores y trajineros que trabajan en Xochimilco cuentan historias espeluznantes de encuentros cercanos con el espíritu del ahorcado. Aseguran que su presencia se siente como un escalofrío en el aire y que sus lamentos llenan la noche.
Se dice que el espíritu busca venganza contra aquellos que se acercan demasiado a su antigua chinampa, como si quisiera arrastrarlos a la misma desesperación que lo llevó a su trágico final.
Aunque muchos consideran esta historia como una leyenda urbana, los habitantes locales evitan visitar los canales de Xochimilco durante las noches de luna llena, temiendo encontrarse con el espíritu del ahorcado y convertirse en parte de su siniestro legado.
Ya sea una historia real o producto de la imaginación, el espíritu del ahorcado sigue siendo una figura inquietante en la rica tradición de las historias de terror de México, recordándonos que en las sombras de la belleza natural siempre acecha lo desconocido.